The pleasure of food
Sinergia de PAULA ROJO para el FOOD DESIGN FESTIVAL, durante una de las sesiones del festival en la sede del Roca Gallery Madrid, donde se celebró en paralelo la intervención de Art & Food Design: ORGANIC UTOPIA, de Agustina Palazzo y Xavier Morón de Hidden Factory Barcelona.
Madrid, 26 de Julio de 2022-.
En la performance de Paula Rojo, patrocinadora del Design Institute of Spain (D!OS), la sensorialidad, la sexualidad y el placer de la comida se vieron materializados en un traje único realizado con materiales naturales, reciclados y sostenibles.
El pensamiento de Paula Rojo sobre la comida se ve reflejado en este articulo publicado por Esnobismo Gourmet el 30 de mayo de 2014 en Buen comer, Buen pecar:
Cuatro razones que nos hacen decir que la comida es sexy
1. Porque es un goce de los sentidos. La sensualidad es un estado primitivo de conocimiento con el que nos relacionamos desde que nacemos, mucho antes que establezcamos relaciones con otro tipo de conocimiento. Nuestras primeras impresiones del mundo son pura sensualidad en virtud a la necesidad. A través de nuestros órganos sensoriales: labios, oídos, dedos, ojos y nariz es que recibimos e interpretamos nuestro entorno cuando somos bebés [...] Son muchas las fuentes que podemos descubrir para despertar nuestros sentidos y darle nuevas significaciones y motivos de inspiración a nuestras vidas. Una de ellas es la comida, así como también lo puede ser el aroma de una rosa, la dulce melodía que sale de una flauta, el caminar cadencioso de una mujer o la vista de una puesta de sol. Pero no hay duda de que la comida es especialmente sexy. Basta con ver la superficie roja y brillante de una cereza madura o sentir en la lengua las burbujas de un delicioso champagne, oler un hongo silvestre o tocar la piel suave de un melocotón para percatarse de que ciertamente la comida y la sensualidad hacen una buena pareja. La sensualidad es la perfecta contraparte a la cocina. Esto se hace un más evidente si admitimos que la comida no tiene como única función nutrir el cuerpo sino también la mente, el alma y el espíritu, función que también tiene la sexualidad en el ser humano.
2. Porque hay menos de seis grados de separación entre comer y hacer el amor. La sensualidad y la comida se complementan, son propias de los seres humanos, nuestro gozo profundo de ambas cosas va más allá de la gratificación visceral de sentirse bien, va mucho más allá pues nos permite hacer una conexión mayor con el mundo que nos rodea. Hay tantas profundidades por descubrir en el placer sexual que harían palidecer a un plato de caviar o a una copa de buen vino. Definitivamente el efecto de comer y el de hacer el amor son similares sobre nuestro universo propio y si pudiésemos llegar a profundizar en ambos temas también podríamos llegar a amplificar las vivencias de ambos. La relación entre sexo y comida es muy estrecha y podemos usar ciertos paralelismos en esta relación. Está por un lado la forma de buscar el placer rápido e inmediato, por ejemplo, con estímulos visuales para hacer lucir una comida o un ingrediente como muy erótico (imágenes de vegetales sugestivos, labios mordiendo chocolate, un vino escurriendo por le espalda de una mujer). Es muy común que muchas personas se sientan erotizadas al ver a un chef cortando rápidamente una cebolla o dirigiendo un programa de televisión. Muchos cocineros juegan con su sex-appeal, es parte de su personalidad.
3. Porque es uno de los placeres intensos de la vida. La comida puede llegar a provocar el placer más lento, el verdadero gozo, por ejemplo, al cocinar poniendo todos los sentidos, buscando producir sensaciones placenteras en numerosas formas. Planificando cada etapa, escogiendo bien el menú, seleccionando cada ingrediente, así como en un acto amoroso con el de deseo de saciar y de alimentar. Es como hacer el amor a quien le cocinas, dándoles lo mejor que puedes ofrecer y haciéndoles sentir en casa. O es como hacer el amor cuando comes algo preparado por alguien más quien a su vez le puso todas las intenciones de amor y sensibilidad a lo que está servido. Así sea en un menú simple podemos transmitir todo esto, pasando a una etapa de “cuidar” de los otros y de enriquecimiento del alma. La sensualidad la podemos llevar también cuando queremos seducir a alguien en particular comenzando por el paladar, escogiendo los sabores adecuados, balanceando las texturas, excitando la mente. La podemos llevar también a nuestro auto placer, tratándonos bien al comer, saboreando los placeres sensuales inherentes a la comida, escogiendo ingredientes simples o complejos pero que hagan algo maravilloso para nuestros propios sentidos. Me pasa por poner un caso, que cada vez que infusiono una sopa venezolana de caraotas negras con unas hojas de cilantro criollo, el olor que de allí se desprende, me lleva la gloria.
4. Porque cambia la forma de ver la vida. Elevar el acto de alimentarse a una forma de arte sensual puede convertir nuestra existencia en un caminar radiante [...] Si uno entrena la mente y los sentidos para valorar por ejemplo la estética, es casi imposible dejar de ver el mundo con el mismo valor y llevarlo a la preparación o al disfrute de un plato culinario. Si liberamos nuestros espíritus para saborear el placer en elevados estados sensuales podemos perdernos en momentos etéreos y podemos permitimos instantes de belleza pura que pueden expresarse tanto estemos paseando en el campo, en una cama haciendo el amor o en una cocina cocinando.
Paula Rojo, Esnobismo Gourmet, 2014
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